Apellido Rojas...
Uno de los apellidos de la familia de Juan Bernardo es Rojas:
En torno al apellido Rojas, existe una tradición oral que los relaciona
con la Casa de David, es decir con los reyes David y Salomón. El
color rojo oscuro o morado aparece asociado a la realeza y la Casa de David. El
rabino Jack Farber explica que “el morado o rojo oscuro es el color de la
realeza”.
En el Nuevo Testamento, San Juan 19: 1-8, leemos:
“Pilato tomó entonces a Jesús y mandó azotarlo. Los soldados trenzaron una
corona de espinas, la pusieron en la cabeza de Jesús y lo vistieron con una
capa de color rojo oscuro. Luego se acercaron a él, diciendo, ‘¡Viva el
Rey de los judíos!’”.
Existe constancia histórica de que un buen número de judíos de la Casa
de David huyeron de las persecuciones romanas y de que los primeros judíos
huidos de las persecuciones llegaron a España en los primeros siglos del
cristianismo. Los judíos descendientes de la Casa David que llegaron a España
muy probablemente mantuvieron fidelidad a su tradición durante cientos de años
y en el momento de las conversiones forzosas al cristianismo quisieron dejar
constancia de su vínculo real adaptando apellidos asociados con la Casa de
David como Rojas. Esta tesis no tendría porque contradecirse con el origen
topónimo del apellido, ya que estaríamos ante una doble causa para adaptarlo:
el lugar de origen y la asociación con la monarquía hebrea.
Además, no es extraño encontrar estas expresiones de fidelidad entre los
judíos. Lluis Marcó i Dacha, en Los judíos en Cataluña (Portic,
Barcelona, 1977) nos comenta una fidelidad de más de quinientos años: “Antes de
la Gran Guerra (II ª Guerra Mundial), en un rincón de los Balcanes, había una
comunidad de sefardíes de origen catalán. La mayoría de sus antepasados eran de
Barcelona, y de padres e hijos se iban cediendo una llave grande, vieja,
guardada en un cofre. Era la llave de una casa que algún día había estado en
el call (judería) barcelonés”.
Otro caso de fidelidad es también el de un peculiar descendiente de la
monarquía hebrea: Haile Selassie I, el 2250 º descendiente de Salomón
y la Reina de Saba según el Kebra Negest, la Biblia de Etiopía, del siglo
catorce que incluye textos apócrifos. Parece ser que, durante su reinado, el
rey Salomón recibió a la reina de Saba. Las Crónicas Reales de Etiopía cuentan
que la reina volvió a su país esperando un hijo de Salomón, el futuro Menelik
I, quien fundaría la línea dinástica que se entronca con el emperador Haile
Selassie. Menelik vivió con Salomón en Israel, hasta los diecinueve años,
formándose como judío. Los falashas (judíos etíopes) y su emperador Haile
Selassie tendrían un origen ancestral en el pueblo hebreo y la monarquía de
éste, al igual que ocurriría en el caso de los Rojas. Esta historia basada en
textos apócrifos y una tradición oral ha servido para que el Estado de Israel
reconozca a los falashas como judíos y los acoja en su seno con todos los
derechos.
Haile Selassie fue coronado en el 1930 con el
título de León Rampante de la tribu de Judah y tomó el nombre de Haile
Selassie. Es significativo que el León Rampante de Judah que invoca Halie
Selassie se encuentre también coronando un escudo medieval de otros fieles de
Israel asociados a la monarquía hebrea, los Rojas, y que su color sea el azul,
el color de Israel. Estamos ante el León Rampante de Judah con el color azul de
Israel.
Por si no bastase, otros dos símbolos de un escudo
de los Rojas refuerzan el mensaje anterior que asocia por el símbolo a los Rojas
y la monarquía hebrea: uno comprende cinco estrellas de David o sellos de
Salomón azules, símbolo de los reyes hebreos hoy adaptado por el Estado de
Israel y los judíos, y otro el color oro que domina la base de las estrellas y
el mismo escudo, color de la nobleza y la realeza, de la corona real. Las
tradiciones orales y el lenguaje de los símbolos esconden muchas verdades.
La arqueología como prueba: Desde
finales de los años sesenta, prospecciones sistemáticas de la arqueología han
permitido datar la segura presencia fenicia en las costas andaluzas de España
-con factorías comerciales y metalúrgicas, y colonias agrícolas permanentes-
desde el siglo IX A.N.E. como mínimo. En estos primeros contactos, se
encuentra la presencia en España de judíos de las tribus de Ben Dan
yBen Neftalí, las dos tribus hebreas compuestas por grandes navegantes.
La arqueología revela que
a partir del siglo VIII las primitivas factorías fenicias-fundamentalmente de
origen tirio y chipriota- en las costas andaluzas se transformaron en colonias
de población, creciendo las antiguas y creándose otras nuevas.
Un eco de la existencia
de estas ya primeras auténticas colonias fenicias en las costas andaluzas que
acogieron a hebreos de las dos tribus mencionadas puede ser el testimonio del
profeta Isaías en la segunda mitad del siglo VIII. No hace falta decir que la
presencia de judíos en estas colonias fue una constante.
En los primeros siglos de
Nuestra Era, la inmensa mayoría de los judíos huidos de Israel hacia
España eran de la tribu de Ben Judah, es decir de la tribu a la que
pertenecían los monarcas hebreos, algunos profetas, Jesús, todos descendientes
de uno de los hijos de Jacob. En los siglos posteriores, en plena Edad Media,
los judíos sefarditas conocían su estirpe y se llamaban por el nombre de su
origen. Por ejemplo, uno podía llamarse Rafael Ben Rafael... O Rafael
hijo de Rafael. Los apellidos eran propios de los cristianos y un invento
tardío. Por eso, cuando los judíos fueron forzados a la conversión, dejaron en
sus nuevos apellidos y escudos símbolos de la estirpe judía que había sido la
suya durante siglos, milenios...
El apellido de Rojas o
Rojas es uno de los apellidos que adaptaron los judíos conversos al
cristianismo de forma forzosa. Y el escudo del apellido de Rojas o Rojas tiene
estrellas de David en azul y el León Rampante de Judah en azul, en
medio del color oro de la realeza, en alusión a su estirpe: la tribu
de Ben Judah y la Casa de David.
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