Precisiones...
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En qué consiste, según
el judaísmo, la Vida humana: Concepto de Emuná:
El número
trece es el equivalente numérico de la palabra hebrea ejad, “uno”. Y dado que
Hashem es Uno y Su Nombre es Uno, he aquí 13 conceptos que nos sirven de guía
en la vida:
1.
Existe un
Creador y Soberano del mundo que dirige todas las cosas para cada persona con
absoluta y precisa supervisión. Él es Quien determina las condiciones
exactas de la vida de la persona: en qué familia ha de nacer, con quién se va a
casar, qué aspecto tendrá, qué carácter tendrá, cuántos hijos tendrá, cuál será
su posición económica, quiénes serán sus amigos y conocidos y toda la infinidad
de detalles de la vida de cada persona.
2.
El Creador
es Aquel que decreta cuándo la persona tendrá éxito y cuándo fracasará. Cuándo
va a caerle bien a la gente y cuándo va a ser objeto de ridículo; a qué
personas va a encontrar etc… la lista es interminable.
3.
La persona
viene a este mundo con una misión. La vida en este mundo no es
permanente. Comienza y termina en conformidad con la rectificación del alma de
esa persona y de acuerdo con su misión en este mundo.
4.
¿Quieren conocer la
verdad? ¡Examinen su vida! ¿Qué están haciendo? ¿En qué invierten sus energías,
sus capacidades y sus esperanzas? ¿Acaso esas cosas son el propósito de su
creación como personas? ¿Acaso sienten que están cumpliendo con su misión y
alcanzando su objetivo en este mundo?
5.
El único
propósito del Creador al crear al hombre es conferirle todo el bien y apiadarse
de él. El más grande placer del Creador es que la persona tenga todo lo bueno y
tenga éxito en la vida. De la misma manera, el honor del Creador aumenta cuando
la persona tiene una buena vida y tiene éxito en lo que hace. La compasión del
Creador es ilimitada y ciertamente basta para ayudar a la persona y salvarla de
las más difíciles situaciones aunque no se merezca esa ayuda, siempre y cuando
nos dirijamos a Él.
6.
Sabrán que
el Creador oye, ve, supervisa y se interesa por el bienestar de hasta la más
insignificante criatura, y siempre está dispuesto a ayudarla.
7.
Dijo Rabí Natán
de Breslev: “Allí donde percibo una falta, o bien no se oró o bien no se oró lo
suficiente”. Por lo tanto, la cantidad suficiente de plegarias puede ayudarte a
alcanzar todo lo que te está faltando.
8.
Crees que
todo proviene de HaShem, ¿no? Entonces ¿por qué no hablas con Él de cada cosa?
Si no Le hablas de un cierto asunto, eso significa que no crees en Él y que tu
emuná necesita un fortalecimiento, pues Él es el único que puede ayudarte.
9.
La emuná es
el más grande poder que posee el individuo y es el que le permite enfrentar con
éxito los desafíos de la vida, ya sea en el ámbito financiero, personal,
educativo, espiritual, etc.
10.
Toda
desesperación es producto de una falta de emuná, que es cuando uno piensa que
una cierta situación no tiene solución y uno pierde la esperanza, suponiendo
que Hashem no puede rescatarlo.
11.
Incluso las
más grandes deficiencias de la persona son para su beneficio ulterior.
Únicamente Hashem sabe cuál es el camino que debe transitar y el objetivo final
que ha de alcanzar.
12.
La emuná le
da un propósito y una razón de ser a cada cosa. Incluso la persona que se pasa
la vida sufriendo puede encontrar un genuino consuelo en la emuná. Si recibe la
debida instrucción, va a poder ser rescatada de las dificultades que está
pasando. Hashem ciertamente no desea atormentar a la persona. El objetivo del
sufrimiento es incitar a la persona a que haga teshuvá (arrepentimiento
sincero) para que pueda realmente vivir una buena vida.
13.
La emuná nos
enseña que Hashem es el único que dirige el mundo. Todo lo que sucede en el
planeta es producto de Su completa y precisa Supervisión Divina, tal como está
escrito: “el Amo de cada acto”. Esto significa que Él controla cada hecho.
Repasen los
trece conceptos antedichos una vez al día y ciertamente van a poder purificar
su alma y acercarse a Hashem ¿Acaso existe algo mejor?
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Reencarnación en el
judaísmo:
Hace poco
empecé a leer un libro llamado “Return Again” (Retorna otra vez), de Arieh
Trugman, que explica a fondo del concepto de la reencarnación según el
judaísmo. Todos sabemos que la reencarnación significa que la persona se muere
y que después su alma, por así decirlo, se “recicla” en otro cuerpo.
Esa es la
idea de reencarnación en su forma más básica. Pero ¿acaso sabían que hay muchas
formas diferentes de reencarnación? ¿Sabían, por ejemplo, que nunca se
reencarna exactamente la misma alma, sino que se transforma en una especie de
“combinación” de muchas almas diferentes?
Esto ocurre
debido a que el alma judía está compuesta de cinco niveles (tal como se explica
en el libro citado):
·
Nefesh (o
alma animal) – se relaciona con los instintos y el comportamiento
·
Rúaj – se
relaciona con las emociones
·
Neshamá – el
asiento del intelecto
·
Jaiá – se
refiere a la interacción entre la conciencia y su origen supraconsciente
·
Iejidá – se
relaciona con el aspecto Divino del alma.
Así que, por
ejemplo, cuando nos reencarnamos la próxima vez, podemos tener la misma nefesh
pero a la vez vamos a tener el rúaj de Juancito o la neshamá de Sarita. Dios
nunca hace dos veces exactamente lo mismo.
En “Return Again”, Reb Trugman dice así: “El Arizal explica que el alma, a fin de completarse, debe perfeccionar los cinco niveles” Y como si eso fuera poco, cada uno de los cinco niveles en sí mismo consta de cinco niveles, lo cual significa que hay un montóóóón de cosas que perfeccionar hasta que uno pueda considerarse “rectificado” como corresponde.
En “Return Again”, Reb Trugman dice así: “El Arizal explica que el alma, a fin de completarse, debe perfeccionar los cinco niveles” Y como si eso fuera poco, cada uno de los cinco niveles en sí mismo consta de cinco niveles, lo cual significa que hay un montóóóón de cosas que perfeccionar hasta que uno pueda considerarse “rectificado” como corresponde.
Sin embargo, existen también otras clases de reencarnación, tales como:
Ibur
Esto se refiere a cuando el alma se “pega” a una persona ya existen, para completar una tarea específica o para traerle a su “anfitrión” un talento o fortaleza especial. El anfitrión ni siquiera es consciente de que tiene otra alma compartiendo su mismo cuerpo (por lo menos no lo sabe a nivel consciente).
Esta es una explicación muy buena de por qué uno puede alcanzar una elevación espiritual tan grande cuando se encuentra junto a la tumba de un gran tzadik (justo, santo).
Teshuvá/Viajes/Mudanzas
Cuando la gente vive muchas “encarnaciones” diferentes en una misma vida, eso también es una forma de reencarnación. He aquí algunos ejemplos:
·
Hacer
teshuvá (retornar a HaShem, arrepentirse)
·
Hacer aliá (trasladarse
a Eretz Israel)
·
Divorciarse
·
Mudarse de
un lugar a otro
·
Transformarse
en una persona diferente (tras un accidente o una experiencia traumática, o una
enfermedad, etc)
El Arizal enseña que si un alma está haciendo progreso rumbo a su purificación, por más mínima que este sea, se le dan hasta mil oportunidades de reencarnarse y rectificarse como corresponde. Pero si no hace ningún progreso después de tres vidas, o si cae en un mal creciente, entonces el nefesh de esa alma se “corta” de su pueblo, vale decir, no puede retornar al mundo y no se va a levantar en la época de la Resurrección de los Muertos, PERO los niveles superiores de esa alma todavía pueden distribuirse a otras personas para su rectificación.
¿Qué significa todo esto en términos prácticos? Una de las cosas que puede llegar a explicar es por qué la vida moderna tiene un ritmo tan vertiginoso y que cambia tan rápido. En las cuatro décadas en las que yo he vivido, por ejemplo, viví en tres países, me mudé más de treinta veces y pasé por muchos trabajos diferentes, tuve dos cambios oficiales de nombre y cambié mis guardarropas por completo probablemente cinco veces por lo menos, para reflejar mi nuevo “nivel” religioso.
¡Eso es un montón de cambios! Es un montón de rectificaciones. Es un montón de empezar de nuevo desde cero. Me gusta pensar que “rectifiqué” por lo menos ocho vidas en estos últimos años, y quizás más. ¿Quién sabe? Lo que sí les puedo decir es que nunca hay un momento de aburrimiento (¿acaso les mencioné que además pasé por dos miniguerras desde que vivo acá en Israel?)
En mi vida pasan muchas cosas y creo que también en las vidas de la gente que vive hoy en día. En el pasado, uno podía vivir en un mismo pueblo con las mismas cincuenta personas durante toda su vida y lo más emocionante que podía pasar era que alguien comprara un nuevo novillo. Ese era el tema de conversación en el pueblo entero durante los siguientes veinte años…
Cada época tiene sus desafíos y sus ventajas. Tal vez en este período en el que vivimos, en que todo se mueve tan rápido que literalmente uno siente que le da vueltas la cabeza, el desafío más grande de todos sea hacer una pausa y preguntarnos a nosotros mismos un par de preguntas fundamentales en la vida, como por ejemplo: “¿A dónde conduce todo esto?” o “¿De dónde proviene todo esto?”. Una vez que tengamos esas respuestas, vamos a estar listos para volver a ascender al nivel que corresponda.
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La diferencia entre
creer en HaShem: el D-os hebreo y creer en la Trinidad.
Entendiendo a
Dios
15/8/2013 | por Rav
Aryeh Kaplan
EXTRACTO (…)
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Unidad
Absoluta
Creer que Dios es Uno y
que es la más perfecta y absoluta Unidad es un fundamento de nuestra fe.
Está escrito:
"Escucha Israel, Hashem es nuestro Dios, Hashem es
Uno" (Deuteronomio 6:4). Éste es un mandamiento positivo de creer en la
unidad de Dios. Este mandamiento depende del pensamiento y puede ser cumplido
en todo momento.
Si bien el universo
contiene muchas galaxias, cada una de las cuales cuenta con innumerables estrellas
y planetas, hay un solo Dios que es el Autor y Creador de todas ellas. Es
absolutamente imposible concebir que haya más que un solo Ser Absoluto.
A pesar de que puede que
haya otros universos, tanto físicos como espirituales, Dios es Uno por sobre todo.
De esta forma, está escrito: "Tu reino es un reino de todos los
mundos" (Salmos 145:13).
El judaísmo rechaza enfáticamente
todo concepto de pluralismo con respecto a Dios.
El judaísmo rechaza
enfáticamente todo concepto de pluralismo con respecto a Dios. En consecuencia,
rechaza el concepto cristiano de la trinidad, en donde Dios es descrito como
tres personas en uno, correspondiente a Su manifestación en la creación, la
redención y la revelación.
Dado que toda
característica adicional agregaría un elemento de pluralidad a la esencia de
Dios, Lo concebimos como un ser absolutamente simple. Sin embargo, su esencia
simple implica cada atributo con el que Él creó y rige Su universo.
Como Creador, el poder de
Dios sobre Su universo es infinito. Por lo tanto, hablamos de Dios como un ser
omnipotente, y nos referimos a Él en nuestras plegarias como "Rey del
universo". De acuerdo a esta idea está escrito: "Todo lo que Dios
desea, lo hace, en el cielo y en la tierra, en los mares y en todas las profundidades"
(Salmos 135:6).
Sin embargo, no le
atribuimos a Dios el poder de hacer lo que es categóricamente imposible, como
duplicarse, aniquilarse, corporificarse o cambiarse a Sí mismo. Entonces, el
judaísmo rechaza la posibilidad de que Dios pudiera alguna vez haber asumido
forma humana.
Dado que Dios es el
Creador de toda la materia, es obvio que Él no está formado por materia.
Dado que Dios es la
antítesis de todos los atributos materiales, es llamado Puro y Santo.
Extraído del libro
"The Handbook of Jewish Thought" (El Manual de
Pensamiento Judío) (Vol. 1), Moznaim Publishing. Reimpreso con permiso.
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La diferencia entre El
Satán (según el judaísmo) y Satanás como el maligno (dualismo).
¿El diablo en el judaísmo, también
llamado Satán, existe?
Empecemos diciendo, TAJANTEMENTE, que la figura
de Satán o Satanás como el «Maligno» ni existió ni existe
en el judaísmo.
Donde quiera que se busque su referencia y su
presencia en el judaísmo, la respuesta va a ser siempre la misma. NO ES
EL MALIGNO de otras creencias.
La palabra Satanás es griega y proviene
del hebreo Satán.
La primera vez que la Torá hace referencia
al Satán es, en el libro de Job, en donde el Satán dialoga
con el Creador diciéndole que Job es un hombre incondicionalmente creyente porque
todo le sonríe en su vida y así es fácil creer.
El Eterno autoriza a que Job sea puesto a prueba de
la que su fe sale airosa luego de enormes sufrimientos y pérdidas.
Una de las confusiones más marcadas acerca de la
presencia de Satán en la Torá y el judaísmo, está en la
serpiente que “engaña a Eva (Java) en el Jardín del Edén (Gan Eden).
La serpiente de EVA (JAVA) NO ES SATÁN: mucho
tiempo transcurrió para que las tradiciones rabínicas hayan relacionado el mito
de Lilith, quien fuera la primera mujer de ADAM, como un personaje maléfico:
Ella, Lilith, es una figura que proviene de las
culturas sumerias, el cual proviene de esas culturas con todas las
características de un personaje pérfido. perverso, al cual el judaísmo,
posteriormente lo identificará con Samael, otro ángel, el cual, tampoco
es Satán y.… que sigue siendo un ente al servicio del Eterno, del
mismo modo que se identificó a Lilith, por mucho que sean entes con
características nocivas para los seres humanos-.
La tradición y algunos estudiosos señalan al ángel
que se cruzó en el camino del mago Bilam que iba a maldecir al pueblo hebreo
por encargo del rey moabita, Balak (Bamidbar, /Números 22:22-35)
como Satán, teniendo en cuenta que este ángel estaba cumpliendo la función
de DESVIAR, con lo cual obtenemos una primera definición de lo que
sería Satán:
Es decir, es el que desvía, lo que aproxima al
significado de la palabra tanto en arameo, como en hebreo y árabe: allí quiere
decir; “adversario, enemigo, acusador, hostigador, opositor”.
En el libro de Samuel I, cap. 29, versículo
4, se hace evidente la figura de Satán como “el TRAIDOR”
Una de las “instrucciones precisas” que
el judaísmo cuenta para no creer en Satán como
“El Maligno” está dado en los siguientes versículos:
«Cuando vengas a la Tierra que te da Hashem, tu
Elohim, no aprenderás a actuar de acuerdo con las abominaciones de esas
naciones.
No se hallará entre ustedes… ningún brujo, nadie
que lea presagios, ningún hechicero… o que consulte a los muertos.
Pues todo el que hace esto es una abominación para
Hashem, y a causa de estas abominaciones El Eterno expulsa a las naciones de
ante ti” (Deuteronomio / Devarim 18:9-12).
Lamentablemente, el judaísmo y muchos
judíos han quedado contaminados por influencias externas y creen en
el Satán como lo hacen ver otras creencias.
Para esto, también ha adoptado nombres como Azazel,
que es una concepción totalmente distinta,
El concepto Satán ha entrado muy fuerte
al idioma hebreo.
A la frase citada «Al Tiftaj pe
la Satán», se pueden sumar otras expresiones.
Veamos algunos ejemplos : «Maase Satán», acción
desafortunada en la que el diablo parece haber participado;
» Aia LeSatan leploni», molestar mucho a alguien;
» Hein HaSatán Mekatrég ela bishaat sacaná» , un mal trae otro mal;
» Hasatán Merakéd lo» ( literalmente el diablo le baila) que
significaría que el instinto del mal se apoderó de una persona;
O un concepto parecido «HaSatán rikéd
beineiem «(el diablo baila entre ellos ),
Cuando surgen discusiones entre dos personas por
estupideces y por último el pedido religioso !Kra Satán!, un
pedido al Creador para anular las incitaciones satánicas.
El judaísmo siempre ha considerado que
el Satán es un emisario del Eterno, que como su nombre lo dice, es
el acusador, el hostigador, el opositor, el engañador,
Gracias a ello, pone a prueba la sinceridad de las
acciones del hombre, la fortaleza de sus convicciones y el vigor de su moral.
Si bien este diablo pareciera tentar al hombre para
que haga lo equivocado, no es inherentemente un ser malvado, sino que realiza
algo que podría llamarse como “una operación encubierta” en la que aparenta
tentar hacia el mal,
Lo que está haciendo, en realidad, es estar
trabajando para HaShem.
Vamos a dar un ejemplo:
En la justicia de los EUA existe un abogado
defensor, y un acusador o fiscal… este último está obligado a demostrar que
quien está bajo el proceso del juicio es culpable…
Si sus pruebas y sus planteamientos, son lo
suficientemente convincentes, se procederá a declarar como culpable a una
persona, aunque no lo fuera…
Esa es su labor, como la es la de Satán…
confundir, llevar a equivocaciones, engañar…
Especialmente en lo que se considera la hora de
presentarse a la Corte Celestial.
Si lo tomamos como un «adversario», en
el judaísmo, ese papel es desempeñado por cualquier ángel al servicio del
Eterno; por ejemplo, Mijael (Michael o Miguel), generalmente es usado por El
Eterno para guerrear o destruir o matar a las huestes enemigas de Israel.
La presencia de demonios es mencionada en la Torá,
es porque ella hace referencia a las personas que «… sacrificaron hijos e hijas
a los demonios…» no porque tenga alguna relación
con Satán directamente, sino haciendo relación a la cultura
politeísta pagana, y para algunos, a los “opositores de Adonai”.
Encontramos en la literatura que,
el judaísmo ha desarrollado unas leyendas populares, las cuales hacen
referencia a espíritus pecaminosos o frustrados bajo dos tipos de
denominaciones:
Uno de ellos, LOS SHEDIM (traducido como
demonios) desde el punto de vista cabalístico y
El segundo, como el DIBUK siendo estos últimos unas
criaturas a las que se les niega refugio normal y se ven obligados a adherirse
a infortunados que viven en la tierra.
Aún ellos obedecen al Eterno.
Ahora: nos queda una inquietud: es Lucifer; esta
palabra proviene también del griego que significa “portador de la luz”.
Se nos enseña que TAMBIÉN era un ángel cuyo aspecto
físico era de gran hermosura, pero, por su soberbia se rebeló contra HaShem,
queriendo ser como él, y fue denigrado como castigo, junto con el ejército de
ángeles rebeldes que arrastró consigo, siendo desde ese momento reconocido como
un Ángel caído (Nefilim)…
Sobre esto nos lo recuerda Isaías (Yeshaya)
14:12-14 diciendo
«¡Cómo has caído del cielo, ¡Lucero, hijo de la
Aurora! ¡Has sido abatido a la tierra dominador de naciones! Tú decías en tu
corazón: «escalaré los cielos; elevaré mi trono por encima de las estrellas de
Dios; me sentaré en el monte de la divina asamblea, en el confín del
septentrión escalaré las cimas de las nubes, seré semejante al Altísimo”
Lucifer en la tradición, era uno de los favoritos
de El Eterno ya que uno de sus nombres es EIN SOF (Luz infinita) y a pesar que
algunos lo definen como que es un ángel caído, su misión fue la de crear a la
tierra e iluminarla, con el lucero de la mañana y el lucero de la noche, que en
la astrología es identificado como el planeta Venus.
En las tradiciones no judías Lucifer se fusionó
con Satanás, en un solo personaje.
Y entonces ¿Qué sucede con Belcebú?
Beelzbúb – traducido a Belcebú, es sólo una burla a
los baal de los pueblos paganos ya que en los templos donde hacían los
sacrificios, abundaban las moscas por la carne que se pudre al no ser recogida,
y el baal era entonces el “señor de las moscas”
Satán es, fue y será, en el judaísmo, un
ángel y por lo tanto, un servidor y NO UN ENEMIGO del Eterno…
Es inocente de toda acusación, porque obedece
“al pie de la letra” lo que su “amo” le indica.
Por esta creencia, muchos han optado por aseverar
que el judaísmo es un movimiento de adoración satánica disfrazada de religión.
30 de noviembre de 2016 – 29 de Jeshvan de 5777
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Infierno eterno vs.
Gueinom.
¿Los judíos creen en el infierno?
Los místicos del judaísmo
describen un lugar espiritual denominado el “Gueinom”
Por Aron Moss
¿Los judíos
creen en el infierno? No es que esté planeando algún viaje a ese lugar, pero he
escuchado opiniones diversas acerca de su existencia.
Los judíos
creen en un tipo de infierno, pero no es aquel que se encuentra en los dibujos
animados o en las historietas. El infierno no es un castigo en el sentido
convencional, sino, por el contrario, una expresión de gran bondad.
Los místicos
del judaísmo describen un lugar espiritual denominado el “Gueinom”, cuya traducción
más común es “Infierno”. Pero resultaría más preciso traducir este término como
la “Suprema Lavadora”, porque así es como funciona. La forma en la que nuestra
alma se limpia en el Gueinom es similar a como lavamos nuestras ropas en una
lavadora.
Si nos
detuviéramos a pensar por un instante y pudiéramos ponernos en el lugar de
nuestras medias, por ejemplo, claramente no nos resultaría grato ser arrojados
al agua hirviendo y dar vueltas a lo loco durante media hora. Creeríamos que
sin dudas alguien no nos quiere en absoluto. Sin embargo, solo luego de haber
lavado bien las medias es que podemos volver a usarlas.
No arrojamos
nuestra ropa a la lavadora a modo de castigo. La sometemos a algo que parece
duro y doloroso para que vuelva a estar limpia y así poder usarla nuevamente.
El calor intenso del agua afloja la suciedad y la fuerza centrífuga hace que se
desprenda de la ropa por completo. Lejos de dañarlas, les estamos haciendo un
favor al someterlas a este proceso.
Lo mismo
ocurre con nuestra alma. Cada acto que realizamos en esta vida deja marcas en
ella. Las cosas buenas la resaltan y elevan, mientras que las malas acciones
dejan manchas que deben ser removidas. Si, al final de nuestros días, dejamos
este mundo sin haber enmendado las malas acciones que cometimos, nuestra alma
no puede acceder a su lugar de descanso en las alturas. Debemos pasar por el
ciclo de lavado primero. Nuestra alma es sometida a un calor espiritual intenso
para quitarle todo posible residuo y prepararla así para entrar al Cielo.
Por
supuesto, este proceso puede evitarse. Si verdaderamente lamentamos los errores
que cometimos y los enmendamos con aquellos a los que hemos lastimado, podremos
irnos de este mundo “con la ropa limpia”.
Es por ello
que nuestros sabios dicen: “arrepiéntete hasta un día antes de partir de este
mundo”. Y ¿qué hacemos si no tenemos la certeza de cuándo será nuestro último
día en este mundo? Entonces, debemos arrepentirnos hoy mismo.
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¿Dónde termina el
Libre Albedrío humano y comienza la acción de Dios?
Una de las cosas más bellas de Breslev
es el enfoque que hace en la emuná como parte de una dieta espiritual para cada
persona. Pero por mucho que tratemos de vivir con emuná, hay ciertas cosas que
nos pueden llegar a desconcertar. Una de ellas es la naturaleza del libre
albedrío y el hecho de si en verdad tenemos o no tenemos libre albedrío. En
esta ocasión me gustaría encarar el tema desde un punto de vista un tanto
inusual. No voy a decir que puedo aclarar el tema mejor que todos los autores y
filósofos que ya ahondaron en estos conceptos tan delicados, pero pienso que
basándome en una cierta perspectiva de emuná, podemos obtener una nueva
comprensión del tema.
Hace unos años, debatí este mismo tema con el Dr. David
Gottlieb de Jerusalén quien, además de ser muy erudito en Torá, es también
profesor de filosofía. En ese momento, él me dijo que la comunidad académica no
había llegado a una conclusión definitiva sobre el tema. Me gustaría sugerir
una respuesta de por qué no.
Cuando analizamos el tema del libre albedrío, siempre parece
difícil demostrar su existencia. ¿Cuántos debates hemos tenido cada uno de
nosotros sobre el mismo tema? Por otra parte, en la vida cotidiana, todos
alguna vez tomamos decisiones buenas o no tan buenas. “No puedo creer que yo
haya hecho algo así…”. En síntesis, desde un punto de vista intelectual, no
contamos con pruebas concretas, pero desde un punto de vista experimental
vivimos con la realidad y las consecuencias de tener libre elección. ¿Por
qué tal dicotomía?
Nosotros, los seres humanos, procesamos el mundo de diferentes
maneras. Usamos la mente para analizar la realidad y llegar a conclusiones.
Además, usamos los sentimientos y los sentidos para definir las pautas que nos
han de guiar en la vida. Por ejemplo: ¿Por qué está mal matar a otra persona?
La mente nos ofrece un montón de razones: la sociedad se volvería un caos;
nadie quiere que lo maten, etc. Pero a un nivel emocional y experimental,
nuestros sentimientos claman (es de esperar…) que simplemente eso está mal.
Punto. No hacen falta pruebas sino que nuestra simple condición de humanos
refleja la verdad.
La mente es una herramienta que nos dio Hashem para que
analicemos, aclaremos y saquemos conclusiones acerca del mundo. Pero las
conclusiones lógicas no definen la base de la condición humana. Incluso si no podemos
demostrar a nivel intelectual que el asesinato está mal, no obstante vivimos
con el conocimiento de que está mal. MAL. Esa voz interna que a fin de cuentas
es la que define nuestro mundo de verdad es lo que llamamos la “Neshamá”,
el alma Divina. Es una voz que, cuando la dejamos “hablar”, nos llena la vida
con verdad y con luz. Y que cuando es silenciada, deja un hueco de oscuridad.
A un nivel puramente intelectual, el libre albedrío es algo
difícil de demostrar, debido a que esa clase de enfoque utiliza solamente la
mente como computadora. De la misma manera que una computadora no es capaz de
determinar o legislar un tema moral, la mente humana solamente puede analizar
aquellos factores que constituyen la cuestión. Tal vez sea por ese motivo que la
comunidad académica aún está luchando con estos temas. En términos generales,
ellos no tienen en cuenta la realidad y las verdades del alma.
Por su parte, cuando nos conectamos con el alma Divina, la
imagen de nuestro éxito y nuestro fracaso, de nuestras elecciones mejores y
peores reflejan la realidad con la que vivimos: que el libre albedrío forma
parte integrante de la condición humana.
Por lo tanto, en cierta forma, la verdadera elección en la
libre elección es elegir quiénes somos. ¿Acaso somos nuestros cerebros, la
parte analítica de nuestro ser, o somos nuestras almas, con su sentido del
bien y del mal, y nuestras capacidades intelectuales que son esenciales para
mantener los sentimientos bien asentados?. Todos sabemos lo que sucede con la
sociedad en la que el fervor religioso no es atemperado con rigor y
auto-análisis intelectual. Sin embargo, también somos perfectamente conscientes
de lo que sucede con la sociedad que confía únicamente en la lógica sin tener
un sentido profundo de moralidad. Nuestro mundo es un reflejo de dicha
confusión, en la que casi todo resulta aceptable, dado que el punto más bajo de
moralidad es aquel que establece el propio individuo.
¿Y qué tiene que ver todo esto con la emuná? Cuanto más nos
conectamos con la realidad de que somos los hijos de Hashem y que el alma
que Él depositó en nosotros es la verdadera fuente de luz, más podemos vivir la
vida con la conciencia de que constantemente estamos siendo desafiados a tomar
decisiones que nos acercan a nuestra esencia, a nuestro prójimo, y a Hashem. La
falta de emuná nos deja en un mundo que, guiado solamente por el intelecto, nos
deja con las dudas y las confusiones de la vida. Nos hace sentir que somos
apenas un poquito mejores que computadoras que procesan la información que
entra y sale y obviamente con más o menos la misma cuota de libre albedrío que
una computadora.
Que Hashem nos confiera la sabiduría necesaria para
descifrar las complejidades de la vida, y en especial usando de guía la luz del
alma sagrada que Él depositó en cada uno de nosotros.